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derrotero del corral de majoma
+3
manuel ramirez
erish
j abran
7 participantes
Página 1 de 1.
derrotero del corral de majoma
compañeros un derrotero mas este es de durango pa todos los compañeros que les gusta la aventura a ver si se animan a darle una buscada a este derrotero colonial ,,,a a los moderadores si es un repost pueden quitarlo,,,
Mes de octubre del año de de 1727, en una tarde lluviosa y bastante fría. Yo, Nicolás Castillo, capitán de una cuadrilla de bandoleros, fui hecho comandante por José Ramírez, indio zacatecano por cierto muy valiente, que resultó herido de gravedad en un asalto que efectuamos en las cercanías de la hacienda de Juana Guerra, a un tren de carretas cargadas de mercancías, que iba con destino a Durango.
Al sentir la proximidad de la muerte, Ramírez me mandó llamar. En esos momentos me encontraba atendiendo los caballos. Me presenté, y delante de todos me dejó en el mando, regalándome su caballo, un magnífico animal tordillo melado de finos remos y bonita estampa, el cual había robado en la hacienda del chorro, propiedad del Marqués de Torre Campo.
En esa desapacible tarde, refugiado en una cueva situada en lo mas intrincado de la breña, y acompañado de mis hombres, que sentados alrededor de una fogata mataban el tiempo contando cuentos y fumando sus cigarros de hoja, esperaba de un momento a otro el aviso del vigía, de la llegada de juan castro, criollo natural de la hacienda de santa catalina del álamo, de la cual era el amo el conde del álamo.
Había mandado llamar a castro por medio de un galgo, con toda su gente, para que lo más pronto posible se reunieran con nosotros, a fin de planear el asalto a una conducta de ocho atajos de mulas que iban a salir de Durango rumbo a México, cargadas con barras de plata y posiblemente de oro. Esto según el aviso que no había hecho llegar uno de los nuestros, pues teníamos de dos a tres espías en todos los mesones.
En lo más alto de un risco cercano, el vigilante, entumido y bastante mojado su grueso jorongo, renegaba de la mala suerte que le había deparado tan molesta e incómoda guardia, ya que ni el consuelo tenía de fumarse un cigarro, por tener húmeda la yesca. Miraba ansioso las cercanías tratando de divisar la llegada del criollo castro y su gente, o bien, la proximidad de extraños, para dar aviso a la gente que abajo descansaba.
Por fin, ya casi al oscurecer, el vigía nos avisó de la llegada de Juan Castro, quien para identificarse, desde un determinado lugar debía de adelantarse a sus hombres y enarbolar su tercerola con un trapo amarrado en el cañón, según el santo y seña convenidos.
Reunida ambas gavillas, después de los saludos de rigor y de saborear unos tragos del buen mezcal que castro traía de los tinacales de nombre de dios, se atizó el fuego para preparar nuestra cena, y para que los recién llegados pusieran a secar sus ropas. Mientras los improvisados cocineros daban fin a su tarea, castro y yo nos dirigimos al lugar donde teníamos los caballos, para ordenar que se les alimentara en abundancia, ya que saldríamos en la madrugada.
En el transcurso de la cena, devorábamos un costillar de res, que se doraba lentamente, despidiendo un aroma muy agradable y con mejor sabor, pues esa carne que castro había traído envuelta en una manta hambreada, la preparamos con sal y la pusimos al fuego en unas horquetas. A nosotros se nos había terminado la existencia desde varios días, pero la carne no era problema, ya que en el monte había bastantes cabezas de ganado, propiedad de los hacendados y disponíamos de ellas para nuestra alimentación; claro sin permiso de los dueños.
Estuvimos discutiendo sobre el lugar mas apropiado para el asalto. Estuvimos de acuerdo todos, y optamos por efectuarlo en la subida conocida como la lajita, situada en el camino real de Durango a México, entre la hacienda del ojo, propiedad de los yandiola, y el puerto del conejo, lugar muy adecuado para estos menesteres.
Una vez terminada la cena, y escogido el terreno para dar el golpe, ordené el relevo de los vigilantes y cada uno vino y escogió su lugar dentro de la cueva, donde harían el intento de dormir envueltos en sus frazadas, ya que la atención que antecede a un combate, casi siempre le impide a uno conciliar el sueño.
Poco antes de que el lucero se asomara en el cielo, y después de tomar unos hirvientes tragos de yerbanís para mitigar el frío, partimos rumbo a la lajita para emboscarnos y esperar la llegada de la conducta de mulas, que tarde o temprano aparecería en el sitio, por ser el único camino. Aún oscura la mañana, distribuí la gente, unos emboscados entre los árboles, y otra parte los mandé a proteger ambos extremos del camino.
El resto, esperamos al pie de los caballos, listos para montar al aproximarse el objetivo.
Fue una sorpresa total, tanto para los arrieros como para la escolta; pero aún así, presentaron una enconada resistencia, que nos ocasionó 14 muertos y 11 heridos. A ellos les fue peor, ya que en el campo quedaron tendidos 12 arrieros y 19 hombres de la escolta; el resto los tomamos prisioneros, y entre ellos figuraba el comandante, un español de apellido cañedo, quien se encontraba herido y al cual le sacamos la información que no interesaba
Nos manifestó que el atajo de mulas golondrinas a su mando, cargaba tejas de oro destinadas la mitad como regalo para la reina de España, en recompensa por los favores que recibió cuando en España se encontraba el donador, conde de branciforte. La otra mitad del botín que capturamos, iba como dote para la boda de la condesita ana maría, hija de branciforte, que estaba próxima a contraer matrimonio con el duque de alba.
El cargamento de plata era también de la propiedad del citado conde. Una parte iba para la corona, y otra para el pago del azogue, el diezmo de la iglesia; contenía igualmente lo que al virreinato correspondía, y el pago de un préstamo que en forma personal le había hecho a branciforte, el marqués de sierra nevada. El resto ingresaría en las arcas de su propiedad.
Una vez obtenidos los datos que nos importaban procedimos a colgar de mezquites y huisaches a todos los prisioneros, ya que a ninguno se le podía perdonar la vida, pues una vez en libertad, lo primero que harían sería denunciarnos; que era lo que menos nos importaba, porque al no llegar las mulas a su destino, de inmediato comenzaría la intensa búsqueda, pero nosotros con el tiempo ganado, podríamos ponernos a distancia de los sabuesos. Terminada la macabra tarea, procedimos a llevar el oro y la plata a nuestro escondite predilecto, el corral de Majoma. En la tarea consumimos tres días, ya que de las 80 mulas de que constaba la recua, algunas resultaron muertas, y además lo difícil del camino hacia muy lento el traslado.
Cuando terminamos de ocultar perfectamente este tesoro, borradas todas las huellas que habíamos dejado, y estando ya escasos de algunas provisiones, Juan Castro se ofreció para conseguirlas y traérnoslas, y partiendo con ocho de sus hombres, se marchó a media tarde, con rumbo de cuencamé. Castro tenía interés, más que de traernos provisiones, en darse una vuelta por el presidio del pasaje, donde tenía sus amoríos con una mujer de ese lugar; lo que ignoraba, era que Micaela, que así se llamaba la damisela en cuestión, ya también estaba en amoríos con el comandante del presidio capitán Antón Fernández de Valdés; amorío que a la postre causaría la ruina de más de cuatro gavillas que en los alrededores de Durango merodeábamos.
El asalto y robo a la conducta de mulas propiedad del Conde de Branciforte, fue la gota que derramó el vaso, ya que las altas autoridades clamaron justicia, y exigieron nuestras cabezas al gobernador de la Nueva Vizcaya, don José Sebastián López de carvajal, que a su vez le exigió el encargo al comandante de la milicia capitán José Francisco Quiñones de Terán, quien de inmediato tomó las providencias necesarias para la identificación de la cuadrilla de asaltantes.
Mientras tanto castro, había citado a Micaela en un lugar conocido por el tanque, cercano al presidio del pasaje. No sé si castro en medio de los transportes amorosos, le haya dicho a Micaela que nosotros éramos los asaltantes, o simplemente ella lo sospechó por algún desliz en la conversación del criollo o alguno de sus hombres. La cosa fue que mas tardó castro en retirarse del lugar, que Micaela en ir con su amante militar para darle toda la información que obtuvo de mi cómplice.
El capitán Fernández de Valdez, al tener conocimiento de que castro iría a Cuencamé por provisiones y con ellas volvería a la breña, pensó con toda lógica que los bandidos para ahorrarse tiempo y molestias, tomarían el camino real hasta la hacienda que fue de Don Rodrigo río de losa, y ahí cortarían rumbo a nosotros. Así que armó a toda su gente partiendo de inmediato rumbo a la cuesta de Vizcaya, donde emboscado esperaría a los bandidos.
Nosotros mientras tanto, veíamos disminuir nuestros alimentos y al ver que en seis días no regresaban los aprovisionadores, comenzamos a tener una desgracia, por lo que ordené el cambio de paraje, ubicándonos en una meseta que tenía una salida natural perfectamente disimulada y conocida por muy poca gente. Redoble la vigilancia escalonando los vigías en el día. En la noche obstruíamos las veredas con ramas y piedras, para que si alguien pretendiera pasar, al mover las ramas, las piedras rodaran haciendo ruido que nos alertara.
Los caballos los teníamos ensillados, con el cincho flojo. Los frenos colgaban de la cabeza de la silla, teniendo puesto las bestias únicamente el bozal; las árguenas listas, llenas de tasajo y esquite amarrados a los tientos, y algunas onzas de oro, por lo que el tiempo pudiera escoger.
Cuando castro cumplió una semana sin volver, una madrugada, nos despertaron los centinelas, manifestando que habían escuchado ruidos en dirección de nuestra anterior guardia. Puse a todos mis hombres sobre las armas, se ajustaron las sillas de montar y enfrenaron los caballos, enviando gente a que notaran la identidad de los intrusos. Podía ser castro de regreso.
Al clarear un poco más la madrugada regresaron los enviados con la novedad de que era gente del gobierno y que se movían en dirección de nuestro escondite. De momento me invadió el pánico, pero me sobrepuse al verme observado por mis hombres, que aguardaban mis órdenes con expectación. Pensando que la gente enemiga era alguna patrulla con poca tropa, se los hice saber a mis compañeros, y les pregunté si aprovechando el resto de oscuridad, huíamos o les presentábamos batalla. En esto último todos estuvieron de acuerdo, por lo que desde luego tomamos posiciones para batir al enemigo tan pronto como se pusiera al alcance de nuestras armas, cosa que sucedió antes del amanecer. Les destrozamos las avanzadas, y cuando creíamos haber triunfado, vimos con espanto a la luz del día que cuando menos 300 hombres trataban de cercarnos, cosa que habrían logrado si nos quedamos en el lugar donde castro nos había dejado, pues aquel paraje si estaba completamente rodeado.
Las tropas del gobierno, al notar que no estábamos en el lugar que ellos pensaban, ordenaron su movimiento envolvente a nuestra nueva posición, por lo cual nosotros optamos por la retirada. Ya para esos momentos teníamos varios muertos y algunos heridos, de los que no podían montar, se ofrecieron a cubrir nuestra salida, disparando hasta ser muertos, porque sabían que la lucha era sin cuartel.
Salimos por un escape oculto, de dos en dos, ya que era estrecho. Una vez afuera del cañón, reagrupada la gente, nos dirigimos con rumbo de san José de Tuitán. Pero vaya sorpresa la que tuvimos al dar la vuelta a un recodo de la vereda, pues nos topamos con una vanguardia de tropa que recorría esos contornos. La sorpresa fue mutua, pero reaccionamos más pronto nosotros, por lo que a todo galope los arrollamos. De todas maneras esta ocasión nos costó la pérdida de varios hombres, y sin esperar a que llegara el grueso de la tropa del gobierno alertada por las detonaciones, ordené desbandada general, y como punto de reunión los órganos, lugar cercano al pueblo del calabazal. Conmigo siguieron cinco de mis compañeros, que a media rienda tomamos rumbo al sur.
Jamás llegamos a los órganos. Fue tanto el acoso, que atravesando la sierra, fuimos a dar cerca de la hacienda de Valparaíso. En una de sus estancias obligamos a los peones a que nos cambiaran los caballos, ya que nuestros animales se encontraban en malas condiciones. Después de comer y con algo de alimento que a viva fuerza obtuvimos de ellos, continuamos nuestro camino. Como táctica dábamos rodeos, tratando de despistar a nuestros perseguidores, ya que lo que yo pretendía era llegar a jerez, pues en ese lugar tenía parientes y compadres. Además, en un lugar cercano había un entierrito con bastante oro y plata, con los cuales podíamos irnos a Guadalajara, a esperar que se calmaran los ánimos.
Desgraciadamente, eso no sucedió, ya que a la altura de la hacienda de concepción de la calera, propiedad que fue de don diego de Ibarra, fuimos alcanzados por fuerzas del gobierno que nos capturaron después de que casi agotamos nuestras municiones, y cuando tres de mis leales compañeros habían caído muertos, y heridos nos encontrábamos el último de mis cómplices y yo. Él, después de mucho resistir, falleció en el camino.
Ahora, en la cárcel de Zacatecas, espero dictamen en mi contra, que no puede ser otro que la pena de muerte.
Hoy es un día 15 de enero de 1728.
Saludos
Mes de octubre del año de de 1727, en una tarde lluviosa y bastante fría. Yo, Nicolás Castillo, capitán de una cuadrilla de bandoleros, fui hecho comandante por José Ramírez, indio zacatecano por cierto muy valiente, que resultó herido de gravedad en un asalto que efectuamos en las cercanías de la hacienda de Juana Guerra, a un tren de carretas cargadas de mercancías, que iba con destino a Durango.
Al sentir la proximidad de la muerte, Ramírez me mandó llamar. En esos momentos me encontraba atendiendo los caballos. Me presenté, y delante de todos me dejó en el mando, regalándome su caballo, un magnífico animal tordillo melado de finos remos y bonita estampa, el cual había robado en la hacienda del chorro, propiedad del Marqués de Torre Campo.
En esa desapacible tarde, refugiado en una cueva situada en lo mas intrincado de la breña, y acompañado de mis hombres, que sentados alrededor de una fogata mataban el tiempo contando cuentos y fumando sus cigarros de hoja, esperaba de un momento a otro el aviso del vigía, de la llegada de juan castro, criollo natural de la hacienda de santa catalina del álamo, de la cual era el amo el conde del álamo.
Había mandado llamar a castro por medio de un galgo, con toda su gente, para que lo más pronto posible se reunieran con nosotros, a fin de planear el asalto a una conducta de ocho atajos de mulas que iban a salir de Durango rumbo a México, cargadas con barras de plata y posiblemente de oro. Esto según el aviso que no había hecho llegar uno de los nuestros, pues teníamos de dos a tres espías en todos los mesones.
En lo más alto de un risco cercano, el vigilante, entumido y bastante mojado su grueso jorongo, renegaba de la mala suerte que le había deparado tan molesta e incómoda guardia, ya que ni el consuelo tenía de fumarse un cigarro, por tener húmeda la yesca. Miraba ansioso las cercanías tratando de divisar la llegada del criollo castro y su gente, o bien, la proximidad de extraños, para dar aviso a la gente que abajo descansaba.
Por fin, ya casi al oscurecer, el vigía nos avisó de la llegada de Juan Castro, quien para identificarse, desde un determinado lugar debía de adelantarse a sus hombres y enarbolar su tercerola con un trapo amarrado en el cañón, según el santo y seña convenidos.
Reunida ambas gavillas, después de los saludos de rigor y de saborear unos tragos del buen mezcal que castro traía de los tinacales de nombre de dios, se atizó el fuego para preparar nuestra cena, y para que los recién llegados pusieran a secar sus ropas. Mientras los improvisados cocineros daban fin a su tarea, castro y yo nos dirigimos al lugar donde teníamos los caballos, para ordenar que se les alimentara en abundancia, ya que saldríamos en la madrugada.
En el transcurso de la cena, devorábamos un costillar de res, que se doraba lentamente, despidiendo un aroma muy agradable y con mejor sabor, pues esa carne que castro había traído envuelta en una manta hambreada, la preparamos con sal y la pusimos al fuego en unas horquetas. A nosotros se nos había terminado la existencia desde varios días, pero la carne no era problema, ya que en el monte había bastantes cabezas de ganado, propiedad de los hacendados y disponíamos de ellas para nuestra alimentación; claro sin permiso de los dueños.
Estuvimos discutiendo sobre el lugar mas apropiado para el asalto. Estuvimos de acuerdo todos, y optamos por efectuarlo en la subida conocida como la lajita, situada en el camino real de Durango a México, entre la hacienda del ojo, propiedad de los yandiola, y el puerto del conejo, lugar muy adecuado para estos menesteres.
Una vez terminada la cena, y escogido el terreno para dar el golpe, ordené el relevo de los vigilantes y cada uno vino y escogió su lugar dentro de la cueva, donde harían el intento de dormir envueltos en sus frazadas, ya que la atención que antecede a un combate, casi siempre le impide a uno conciliar el sueño.
Poco antes de que el lucero se asomara en el cielo, y después de tomar unos hirvientes tragos de yerbanís para mitigar el frío, partimos rumbo a la lajita para emboscarnos y esperar la llegada de la conducta de mulas, que tarde o temprano aparecería en el sitio, por ser el único camino. Aún oscura la mañana, distribuí la gente, unos emboscados entre los árboles, y otra parte los mandé a proteger ambos extremos del camino.
El resto, esperamos al pie de los caballos, listos para montar al aproximarse el objetivo.
Fue una sorpresa total, tanto para los arrieros como para la escolta; pero aún así, presentaron una enconada resistencia, que nos ocasionó 14 muertos y 11 heridos. A ellos les fue peor, ya que en el campo quedaron tendidos 12 arrieros y 19 hombres de la escolta; el resto los tomamos prisioneros, y entre ellos figuraba el comandante, un español de apellido cañedo, quien se encontraba herido y al cual le sacamos la información que no interesaba
Nos manifestó que el atajo de mulas golondrinas a su mando, cargaba tejas de oro destinadas la mitad como regalo para la reina de España, en recompensa por los favores que recibió cuando en España se encontraba el donador, conde de branciforte. La otra mitad del botín que capturamos, iba como dote para la boda de la condesita ana maría, hija de branciforte, que estaba próxima a contraer matrimonio con el duque de alba.
El cargamento de plata era también de la propiedad del citado conde. Una parte iba para la corona, y otra para el pago del azogue, el diezmo de la iglesia; contenía igualmente lo que al virreinato correspondía, y el pago de un préstamo que en forma personal le había hecho a branciforte, el marqués de sierra nevada. El resto ingresaría en las arcas de su propiedad.
Una vez obtenidos los datos que nos importaban procedimos a colgar de mezquites y huisaches a todos los prisioneros, ya que a ninguno se le podía perdonar la vida, pues una vez en libertad, lo primero que harían sería denunciarnos; que era lo que menos nos importaba, porque al no llegar las mulas a su destino, de inmediato comenzaría la intensa búsqueda, pero nosotros con el tiempo ganado, podríamos ponernos a distancia de los sabuesos. Terminada la macabra tarea, procedimos a llevar el oro y la plata a nuestro escondite predilecto, el corral de Majoma. En la tarea consumimos tres días, ya que de las 80 mulas de que constaba la recua, algunas resultaron muertas, y además lo difícil del camino hacia muy lento el traslado.
Cuando terminamos de ocultar perfectamente este tesoro, borradas todas las huellas que habíamos dejado, y estando ya escasos de algunas provisiones, Juan Castro se ofreció para conseguirlas y traérnoslas, y partiendo con ocho de sus hombres, se marchó a media tarde, con rumbo de cuencamé. Castro tenía interés, más que de traernos provisiones, en darse una vuelta por el presidio del pasaje, donde tenía sus amoríos con una mujer de ese lugar; lo que ignoraba, era que Micaela, que así se llamaba la damisela en cuestión, ya también estaba en amoríos con el comandante del presidio capitán Antón Fernández de Valdés; amorío que a la postre causaría la ruina de más de cuatro gavillas que en los alrededores de Durango merodeábamos.
El asalto y robo a la conducta de mulas propiedad del Conde de Branciforte, fue la gota que derramó el vaso, ya que las altas autoridades clamaron justicia, y exigieron nuestras cabezas al gobernador de la Nueva Vizcaya, don José Sebastián López de carvajal, que a su vez le exigió el encargo al comandante de la milicia capitán José Francisco Quiñones de Terán, quien de inmediato tomó las providencias necesarias para la identificación de la cuadrilla de asaltantes.
Mientras tanto castro, había citado a Micaela en un lugar conocido por el tanque, cercano al presidio del pasaje. No sé si castro en medio de los transportes amorosos, le haya dicho a Micaela que nosotros éramos los asaltantes, o simplemente ella lo sospechó por algún desliz en la conversación del criollo o alguno de sus hombres. La cosa fue que mas tardó castro en retirarse del lugar, que Micaela en ir con su amante militar para darle toda la información que obtuvo de mi cómplice.
El capitán Fernández de Valdez, al tener conocimiento de que castro iría a Cuencamé por provisiones y con ellas volvería a la breña, pensó con toda lógica que los bandidos para ahorrarse tiempo y molestias, tomarían el camino real hasta la hacienda que fue de Don Rodrigo río de losa, y ahí cortarían rumbo a nosotros. Así que armó a toda su gente partiendo de inmediato rumbo a la cuesta de Vizcaya, donde emboscado esperaría a los bandidos.
Nosotros mientras tanto, veíamos disminuir nuestros alimentos y al ver que en seis días no regresaban los aprovisionadores, comenzamos a tener una desgracia, por lo que ordené el cambio de paraje, ubicándonos en una meseta que tenía una salida natural perfectamente disimulada y conocida por muy poca gente. Redoble la vigilancia escalonando los vigías en el día. En la noche obstruíamos las veredas con ramas y piedras, para que si alguien pretendiera pasar, al mover las ramas, las piedras rodaran haciendo ruido que nos alertara.
Los caballos los teníamos ensillados, con el cincho flojo. Los frenos colgaban de la cabeza de la silla, teniendo puesto las bestias únicamente el bozal; las árguenas listas, llenas de tasajo y esquite amarrados a los tientos, y algunas onzas de oro, por lo que el tiempo pudiera escoger.
Cuando castro cumplió una semana sin volver, una madrugada, nos despertaron los centinelas, manifestando que habían escuchado ruidos en dirección de nuestra anterior guardia. Puse a todos mis hombres sobre las armas, se ajustaron las sillas de montar y enfrenaron los caballos, enviando gente a que notaran la identidad de los intrusos. Podía ser castro de regreso.
Al clarear un poco más la madrugada regresaron los enviados con la novedad de que era gente del gobierno y que se movían en dirección de nuestro escondite. De momento me invadió el pánico, pero me sobrepuse al verme observado por mis hombres, que aguardaban mis órdenes con expectación. Pensando que la gente enemiga era alguna patrulla con poca tropa, se los hice saber a mis compañeros, y les pregunté si aprovechando el resto de oscuridad, huíamos o les presentábamos batalla. En esto último todos estuvieron de acuerdo, por lo que desde luego tomamos posiciones para batir al enemigo tan pronto como se pusiera al alcance de nuestras armas, cosa que sucedió antes del amanecer. Les destrozamos las avanzadas, y cuando creíamos haber triunfado, vimos con espanto a la luz del día que cuando menos 300 hombres trataban de cercarnos, cosa que habrían logrado si nos quedamos en el lugar donde castro nos había dejado, pues aquel paraje si estaba completamente rodeado.
Las tropas del gobierno, al notar que no estábamos en el lugar que ellos pensaban, ordenaron su movimiento envolvente a nuestra nueva posición, por lo cual nosotros optamos por la retirada. Ya para esos momentos teníamos varios muertos y algunos heridos, de los que no podían montar, se ofrecieron a cubrir nuestra salida, disparando hasta ser muertos, porque sabían que la lucha era sin cuartel.
Salimos por un escape oculto, de dos en dos, ya que era estrecho. Una vez afuera del cañón, reagrupada la gente, nos dirigimos con rumbo de san José de Tuitán. Pero vaya sorpresa la que tuvimos al dar la vuelta a un recodo de la vereda, pues nos topamos con una vanguardia de tropa que recorría esos contornos. La sorpresa fue mutua, pero reaccionamos más pronto nosotros, por lo que a todo galope los arrollamos. De todas maneras esta ocasión nos costó la pérdida de varios hombres, y sin esperar a que llegara el grueso de la tropa del gobierno alertada por las detonaciones, ordené desbandada general, y como punto de reunión los órganos, lugar cercano al pueblo del calabazal. Conmigo siguieron cinco de mis compañeros, que a media rienda tomamos rumbo al sur.
Jamás llegamos a los órganos. Fue tanto el acoso, que atravesando la sierra, fuimos a dar cerca de la hacienda de Valparaíso. En una de sus estancias obligamos a los peones a que nos cambiaran los caballos, ya que nuestros animales se encontraban en malas condiciones. Después de comer y con algo de alimento que a viva fuerza obtuvimos de ellos, continuamos nuestro camino. Como táctica dábamos rodeos, tratando de despistar a nuestros perseguidores, ya que lo que yo pretendía era llegar a jerez, pues en ese lugar tenía parientes y compadres. Además, en un lugar cercano había un entierrito con bastante oro y plata, con los cuales podíamos irnos a Guadalajara, a esperar que se calmaran los ánimos.
Desgraciadamente, eso no sucedió, ya que a la altura de la hacienda de concepción de la calera, propiedad que fue de don diego de Ibarra, fuimos alcanzados por fuerzas del gobierno que nos capturaron después de que casi agotamos nuestras municiones, y cuando tres de mis leales compañeros habían caído muertos, y heridos nos encontrábamos el último de mis cómplices y yo. Él, después de mucho resistir, falleció en el camino.
Ahora, en la cárcel de Zacatecas, espero dictamen en mi contra, que no puede ser otro que la pena de muerte.
Hoy es un día 15 de enero de 1728.
Saludos
j abran- Detectorista
- Mensajes : 1421
Reputación : 57
Fecha de inscripción : 13/03/2014
Edad : 57
Localización : durango
que buena historia!!!
que tal compañero, reciba una felicitacion por esta historia, gracias por compartir, me gusto mucho!!! ojala que alguien se anime a buscar este gran queso!!!
erish- Lider Experimentado
- Mensajes : 1815
Reputación : 106
Fecha de inscripción : 11/01/2013
Edad : 45
Localización : veracruz
Re: derrotero del corral de majoma
como se puede observar la escritura no corresponde a la antiguedad del documento ,quiero suponer que el derrotero en cuestion si es que en realidad es un derrotero original ya fue previamente paleografiado ,y si no pues somos victimas de esos autores anonimos que con gran literatura nos saben envolber en este tipo de escritos hasta llegar a pensar que este documento en realidad lo redacto el comandante de dedo nicolas castillo. paRA MI GUSTO ES UN DERROTERO FALSO
j abran- Detectorista
- Mensajes : 1421
Reputación : 57
Fecha de inscripción : 13/03/2014
Edad : 57
Localización : durango
no es falso
simplemente comparten historia no se trata de juzgar si son reales o falsas ya con esas pistas le toca a uno lo demás luego la gente no quiere contar historias por temor a criticas un saludo a todos
manuel ramirez- Aficionado
- Mensajes : 16
Reputación : 0
Fecha de inscripción : 15/01/2015
Edad : 51
Localización : tamaulipas
Re: derrotero del corral de majoma
Que gran historia compañero, lo felicito,. tan amena su forma de escribir que hasta dan ganas de ir por ese Tesoro.
Saludos va su punto. +
Saludos va su punto. +
BOW HUNTER- Lider Experimentado
- Mensajes : 2641
Reputación : 128
Fecha de inscripción : 03/09/2012
Edad : 57
Localización : Monterrey N.L.
Re: derrotero del corral de majoma
MUY BIENA HISTORIA,
patrick24- Aprendiz
- Mensajes : 281
Reputación : 11
Fecha de inscripción : 12/01/2014
Re: derrotero del corral de majoma
Pues, la historia esta muy bien redactada y da muchos detalles a comparacion de otros derroteros que he leido .. es cuestion de investigar fechas, pueblos, palabras/terminos, nombres de personas importantes para constatar su posible veracidad .. llevaria buen tiempo y si al final resulta falso pues quedaria lo aprendido
widoman- Conocedor
- Mensajes : 837
Reputación : 91
Fecha de inscripción : 30/01/2013
Edad : 34
Localización : Mexico
Re: derrotero del corral de majoma
Era verdad y ya lo encontraron
ENCUENTRAN TESORO DE $ 4,000,000
________________________________
Valores escondidos por bandidos
hace muchos años.
Especial para el New York Times
Austin, Texas, Feb. 3 - Una carta desde Durango, México, dice que existe mucha emoción acerca del hallazgo de un tesoro oculto valorado en mas de $ 4,000,000 que fue encontrado cerca del Corral de Majoma, en la Hacienda El Ojo en el distrito de Nombre de Dios. La Hacienda es propiedad de Julio Curbelo. El gobierno a enviado 50 soldados al lugar para preservar el orden.
El tesoro, consiste en imágenes e ídolos de Oro, así como también en un gran crucifijo de Oro, junto con un gran numero de barras de Plata. El tesoro se dice fue escondido en el Corral de Majoma por bandidos hace muchos años atrás. Hace algún tiempo, los bandidos fueron muy numerosos en este Distrito. Un pastor se dice, fue el que descubrió el tesoro y fue a informar de su descubrimiento al Alcalde, quien inmediatamente siguió los pasos para su recuperación.
The New York Times
Publicado: Febrero 4 de 1907.
Estos datos los saque de otra pagina de busqueda de tesoro No son de mi autoria
Son Merito del que lo publico originalmente
ENCUENTRAN TESORO DE $ 4,000,000
________________________________
Valores escondidos por bandidos
hace muchos años.
Especial para el New York Times
Austin, Texas, Feb. 3 - Una carta desde Durango, México, dice que existe mucha emoción acerca del hallazgo de un tesoro oculto valorado en mas de $ 4,000,000 que fue encontrado cerca del Corral de Majoma, en la Hacienda El Ojo en el distrito de Nombre de Dios. La Hacienda es propiedad de Julio Curbelo. El gobierno a enviado 50 soldados al lugar para preservar el orden.
El tesoro, consiste en imágenes e ídolos de Oro, así como también en un gran crucifijo de Oro, junto con un gran numero de barras de Plata. El tesoro se dice fue escondido en el Corral de Majoma por bandidos hace muchos años atrás. Hace algún tiempo, los bandidos fueron muy numerosos en este Distrito. Un pastor se dice, fue el que descubrió el tesoro y fue a informar de su descubrimiento al Alcalde, quien inmediatamente siguió los pasos para su recuperación.
The New York Times
Publicado: Febrero 4 de 1907.
Estos datos los saque de otra pagina de busqueda de tesoro No son de mi autoria
Son Merito del que lo publico originalmente
leo60- Conocedor
- Mensajes : 347
Reputación : 75
Fecha de inscripción : 02/10/2014
leo60- Conocedor
- Mensajes : 347
Reputación : 75
Fecha de inscripción : 02/10/2014
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Lun Feb 26, 2024 1:27 pm por erish
» No encontraba el foro :(
Sáb Dic 30, 2023 11:09 pm por Jose Antonio Agraz
» Hola hay alguien aquí??
Vie Jun 09, 2023 2:34 pm por erish
» Holaaaaaa hay alguien holaa
Vie Mayo 26, 2023 12:41 pm por erish
» saludando al foro
Jue Abr 01, 2021 3:50 pm por j abran
» Hola hay alguien
Lun Nov 23, 2020 5:23 am por Arocabbb
» Sniffer XR71
Jue Oct 15, 2020 11:31 pm por Hector Covarrubias
» Apoyo por favor
Mar Abr 14, 2020 4:45 pm por jose antonio
» plata o plomo?
Miér Nov 20, 2019 6:51 pm por jose antonio
» El misterio del pozo del tesoro en la isla OAK.
Lun Oct 21, 2019 3:11 am por Arocabbb
» Threshold, umbral o sonido de fondo
Miér Oct 16, 2019 10:43 pm por jose antonio
» ¿Como inmovilizar un tesoro con energia?
Miér Oct 16, 2019 10:39 pm por jose antonio
» Hola amigos yo de nuevo por acá!!!!
Miér Oct 16, 2019 10:30 pm por jose antonio
» Hola camaradas buenas tardes a tordos acá tratando de divertirme un poco en el monte.
Miér Oct 16, 2019 10:22 pm por jose antonio
» GOLD HUNTER DEVICE
Jue Jul 11, 2019 10:00 am por RAFAELO
» El detector de metales que encuentra tesoros usando tu smartphone
Sáb Jun 29, 2019 10:05 pm por jose antonio
» HISTORIAS DE TESOROS PERDIDOS Y NO ENCONTRADOS.
Miér Mayo 22, 2019 5:31 am por Arocabbb
» Nuevo y vídeo
Miér Mar 06, 2019 11:19 am por erish
» Detector por satélite GPS maxfynd
Miér Mar 06, 2019 10:51 am por erish
» ¿¿¿¿ Geo Locator G3 En realidad funciona???
Miér Ene 02, 2019 1:42 pm por BOW HUNTER
» UNA ENTIDAD DURANTE LA PROSPECCIÓN MUY EXTRAÑA
Dom Dic 30, 2018 10:11 am por diegotav39
» LA MAS TRISTE HISTORIA DE BUSCADORES DE TESOROS ¡PELIGRO!
Dom Dic 30, 2018 10:02 am por diegotav39
» Se vende Localizador Merlyn
Lun Dic 17, 2018 5:04 pm por georgex
» SALUDOS DESDE COSTA RICA!
Mar Dic 04, 2018 4:31 am por Arocabbb
» GER GOLD HUNTER OR DEEP SEEKER
Sáb Dic 01, 2018 6:09 pm por BOW HUNTER
» INFORMACION DE UIG DETECTOR
Vie Nov 30, 2018 1:00 pm por TesoroMex
» Nuevo integrante desde Costa Rica
Jue Nov 29, 2018 4:07 pm por Vic