Los cuernos de mi abuelo.

Entre los recuerdo que traigo de mi familia, un antepasado nuestro -colono afincado en el Ejido de San José Feliciano, Argentina- cuando la gran crisis de 1929-30 decidió ampliar el espacio de siembra, para ello tuvo que erradicar los restos de una vieja vivienda abandonada e hizo destroncar la arboleda que la circundaba.
Una vez limpia y allanada la superficie se dispuso a roturar la tierra virgen del nuevo lote, también iba provisto de una pala para extraer restos de raíces que podrían haber quedado de la tala de árboles.
Arando sobre el lugar donde había existido la antigua casa, sintió que la reja de la roturadora tirada por caballos dio con uno de los ya acostumbrados apéndices radiculares y que el arado se trancó en el surco. Los caballos acostumbrados a tales percances, al menor chistado dejaron de cinchar. También decían, que nuestro pariente se puso de muy mal humor contra los hacheros que efectuaron el destronque y rabiando por el negligente trabajo efectuado de mala manera volcó el arado hacia un costado; fue entonces que vio incrustada en el filo cortante, algo así como una estaca curvada. Golpeando el extraño objeto con el canto de la pala lo destrabó de donde estaba encajado, y ¡oh caramba! resultó ser una enorme asta de buey. Al soliviantarlo notó su excesivo peso y vio que estaba taponado con madera dura. Ni lerdo ni perezoso, en medio de la chacra desenganchó y soltó los caballos... y apresuradamente enfiló rumbo al galpón donde tenía herramientas con las que consiguió destapar el cuerno. Cuál no sería la sorpresa cuando vio escurrirse de esa cornamenta una cantidad de monedas de oro, las que resultaron ser "libras victorianas". Ansiosamente volvió al lugar del hallazgo y excavando a todo pulmón encontró el asta compañera de la otra en iguales condiciones con igual contenido. ¿Cuánto sería el valor de aquel hallazgo?. Parece que bastante porque con eso se pudo comprar un campo de 80 H@ al que le hizo instalar un molino aguador con estanque australiano y un bebedero, también se proveyó de un pequeño lote de vacunos para poblar su nuevo fundo. Además adquirió un carricoche de cuatro ruedas tirado por dos caballos percherones. Desde ese día se hizo ganadero y para seguir cultivando el sembradío contrató los servicios de un arador. (Anécdota familiar de Lingote).

Muy buena su historia camarada Lingote por compartirla y otra de las ya mencionadas que se encuentran sin buscar buscar No es paa el que lo busca, sino para el que se lo encuentra.

como dice el compañero aglz . ....... hay muchos ejemplos de que muchas veces los tesoros son del que los encuentra y no del que los busca ........ aunque nosotros que los buscamos tenemos mas chances del que no los busca ............ jajaj parece un trabalenguas ..........saludoss

aglz escribió:Muy buena su historia camarada Lingote por compartirla y otra de las ya mencionadas que se encuentran sin buscar buscar No es paa el que lo busca, sino para el que se lo encuentra.

Gracias camarada agzl por su comentario valorando mi humilde relato. Me olvidaba de mencionar que fueron 164 las piezas de oro las que en total se encontraban dentro de esas dos "guampas", así le llamamos en las pampas argentinas a la cornamenta de los animales. Le deseo a Ud. felices prospecciones con similares resultados. Lingote

joaquinluna escribió:como dice el compañero aglz . ....... hay muchos ejemplos de que muchas veces los tesoros son del que los encuentra y no del que los busca ........ aunque nosotros que los buscamos tenemos mas chances del que no los busca ............ jajaj  parece un trabalenguas ..........saludoss

Vaya mi reconocimiento para usted joaquínluna por hacerse eco del amable comentario del camarada agzl que vino a destacar mi sencillo aporte. Le deseo un superador y valioso hallazgo. Mis saludos para usted. Lingote